30 octobre 2014

Valenciennes

La publicación en hflexia de alguno de los cuadros de Pierre Henri de Valenciennes despertó el interés de algunos amigos por este pintor. A uno de ellos, JMBonet, debo este enlace de la Red de Museos Nacionales franceses en el que pueden verse más de setecientas de sus obras. 
Al propio JM. le ponía uno hace unos días estas letras: 
"Lo de Valenciennes es, sí, maravilloso; en el Louvre lo tienen al lado del Corot y hay muchísima obra suya allí, a la que se llega por decantación: las hordas de turistas raramente alcanzan a descubrir aquellos rincones del gallinero. Son salas de paseantes solitarios y silenciosos. Me ha gustado siempre mucho, pero ahora he podido hacerle algunas fotos. Es muchísimo mejor, en efecto, que mis fotos, que cambian mucho el color. Nosotros siempre hacemos el mismo recorrido: Victoria de Samotracia, italianos (no la Gioconda, sí tizianos, tintorettos et allii), Chardin (la última vez lo tenían cerrado, porque, no se sabe por qué razón, lo cierran un día a la semana), la Hélene Fourment de Rubens, la Solana de Goya y los rembrandt (para homenajear al Gaya y, claro, porque sí), los corot, los valenciennes, algunos delacroix, algunos impresionistas y pre (emocionantes millet en lo que tienen de vangoghs) que están también en la planta de arriba, en los legados... En dos horas se ve. Da mucho gusto también pasar al lado de los van loo, los lorena, los  ingres, los watteau, los gericault, incluso la dentellière, que es la pariente guapa de la Gioconda, y demás, a la carrera, sin pararse".
Aunque, claro, en el Louvre siempre hay mucho más que esto que se dice aquí también con un poco de esnobismo.


3 commentaires:

  1. ¿Y no le dio tiempo a usted de contemplar en la place Vendôme esa cosa verde que pusieron antes de que fuera destruida?

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  2. AT en estado puro. Ese recorrido por El Louvre me ha encantado. Y las reproducciones de las pinturas de Valenciennes también (mucho mejor sin marco y a sangre).
    Gracias. Victoria

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  3. Celosa por la fuga de snob a los gallineros del Louvre, la Gioconda borró una noche el enigma de su sonrisa. Menudo guirigay armó la primera horda de turistas con sus multilingües protestas a la mañana siguiente.

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